domingo, 23 de enero de 2011

Donde llegó el olvido a soltar la melena.


 

Escuchar la misma canción de siempre, año tras año.
 Cada nuevo play suena diferente, ¿cómo lo hacéis acordes? Que en cada vuelta de tocadiscos me sacáis hasta lo que ni siquiera tengo. Respondedme. Eh, ¿cómo lo hacéis?
No sé por qué, pero mi turbulenta mente os dibuja en el aire como viejo de sombrero desgastado,  barba de lija  y mirada de << te lo hubiera advertido si me hubieras dejado>>.
Maldito dedo índice, haces que vuelva a sonar.
Esta vez ya no se que sentir. Como quieres que lo sepa si la piel de mi cuerpo se ha confundido. Con tantas notas, y tanto sudor de corchea, y tanto solo de guitarras desgarradas. De esas que desenfundadas cogieron más frio que polvo por dormir en suelos duros, y de las que desafinaron por querer sentir tu mano izquierda sabor tabaco sobre sus cuerdas.
Y  temblando, como en la mayoría de recuerdos en mi vida, cierro los ojos. Me apoyo en la pared y mi espalda va resbalando. Gravedad, no falla. Haces que me quede muerta en el suelo. Pensando en el por qué y en las circunstancias.
Dislexia mental de mis razones y co-razones, que se empeñan en hacerse un lio cuando ya casi he deshecho el ultimo nudo. Que quieren volver sobre sus pasos para ver si algo falla y…mira, un cable suelto, tiremos de él y a ver qué pasa.
Y aparece ella, tortura para jugar conmigo. Al juego de muevo ficha, desaparezco, y el muerto pa´ quien lo quiera. Y joder que casualidad,  me encontré con dos corazones y la mitad de latidos.
Ya ves, que tanto rodeo para nada, para seguir igual. Que me he dado cuenta de que el efecto era placebo y sigo haciendo la tonta, entre letras y sin saber desnudarme.
Todo muy bonito pero el miedo es mayor que la melodía, y el temblor sobrepasa paredes.
 Pero qué coño, léeme los ojos, que yo más no me atrevo.




-H-

jueves, 20 de enero de 2011

Sea como sea.



Sales del cutre-baño de mi refugio nucleBar.
 Te pasaste para un rato, pero preparo tus cosas para una temporada. Me asomo, y tú ya has escrito toda una historia en sus paredes manchadas con rímel corrido. Puede que quizás aquí también haya sitio para tu mierda. ¿Por qué no?
Qué casualidad, he pedido de esos quintos  de locura en prosa que tanto te gustan, por aquí hoy están de oferta. Efectos secundarios imprevisibles, puede que camas demasiado llenas o demasiado vacías, quien sabe. En todo caso  perfecto para sentarme delante de ti, no, mejor al lado, y escuchar una a una historias de capitanes sin timón y vientos sin hojas que mover.
Bebiendo poco a poco, para digerir todo esto, que lo de perder la cabeza a veces se atraganta. Pero no por eso dejaremos de hacerlo.
Sabes lo que es comerte el mundo cada noche. Sabes lo que es morderte los puños por no poder salir a gritar al mundo, que existes y que se va cagar. Que te recordaran en cada esquina de estos suburbios, que huelen a porro y sudor. Entiendes de ganar, y como todos, de perder. De quedarte con las ganas, y de chupar de ellas hasta reventar.
Pero pequeña, como tú también me llamas, no te arrepientas de nada, ni si quiera de haberte caído. Cojones, eso es lo que tienes, de hacer lo que nadie, de romper típicos tópicos y dejar claro que aquí, la que marca el ritmo de la vida eres tú y no los demás. A quien no le gustaría.
No hace falta que yo escriba ni una sola palabra para convencerte,- más que nada porque solo entiendo de escuchar-, ya lo hace la gente que dice, que te volviste loca una triste tarde de invierno, cuando solo pedias tiempo muerto.
<<Que quiero descansar joder. Bajarme de esta mierda. Mirar, y si eso, ya veremos después.>>
Y es que tus ojos deberían secarse en mi hombro, mientras planeamos sesiones de ecotapersex, vaya. Pero no estoy allí, contigo, en esta clase de simbiosis a distancia, que sin quererlo, hemos ido forjando con días de pavo y cereales.

-H-

martes, 18 de enero de 2011

18



Los borrachos dicen siempre la verdad, y yo te la dije.
Que más me daba a mí lo que pensaran desde la otra acera, las miles de personas que miraban.
Ahí va, me puse de puntillas acercando tu cabeza a mi boca y solté esas dos palabras fatídicas. Salieron de mi boca sin más, como un típico y cansado holaquetal.
Error 404, tu mente no funciona, bloqueo total. Me miras, como si no creyeras nada.
Ya sabíamos que pasara lo pasara, nada volvería a ser lo mismo, para bien o para mal.
Días, semanas y meses, en los que la presión en mi pecho recomendaba el uso de mascarillas.
Tú no lo sabes, pero mi mente inventaba mil momentos y escenas en los que todo salía bien y dejaba de llorar por las noches.
En las que no necesitaba creer que cuando olía a ti no sentía nada.
Donde, en las escaleras – sobran las aclaraciones- me decías, ven pequeña, está todo arreglado, le gané el partido a la conciencia, ahora podemos volvernos locos.
Un día de esos que tienen las bibliotecas te dije que quería que se acabara todo, dejar de verte –de veros–  y todas esas cosas que se dicen para olvidar. Aún así me regalaste la pulsera de mi mano derecha, hay que tener huevos. Me levanté, dando a entender que ya no había nada más que hablar y me fui con mi cabeza bien alta. La muy puta se me fue hundiendo conforme me sentaba en la silla y se empañó al esconderme entre  apuntes.
Lo peor de todo, el silencio. Nadie sabía lo que pasaba. Aparentar normalidad.
Esbozar una sonrisa de “aquí no pasa nada” y tirar pa´lante. Venga, que los sentimientos no existen y eres de piedra.
Alguna vez se me escapó algo entre chupito y chupito de absenta, pero quien se iba a tomar eso enserio, si  yo no entiendo de esto.
Pasaron las semanas y te quedaste sin nada. Lo que más miedo me daba. Neutralidad. Vaya putada.
Y  que cosas tiene la vida – y tu boca-, que un día apareciste en mi salón. Alrededor, unas veinte personas, y apenas me daba cuenta. Se fueron haciendo pequeñas durante el resto de la noche y allí solo estabas tú.
 Igual que cuando bajé las escaleras- estas ya son otras-  aún me pregunto ¿Qué coño hacías allí? Si nadie te había llamado… O tal vez si, y lo hacíamos sin querer, eso de encontrarnos donde no nos querían.
Hablamos  -que raro-, mentalmente repasamos los meses anteriores. En el ambiente de guerra interna había tanta sangre que el olor era casi metálico.
Y de repente  estábamos allí, tumbados, curando nuestras heridas con saliva. Y lo de ven pequeña volvámonos locos se hizo de carne y sexo.
Después, me separé aunque no quisiera y te dije
-          Cuanto tiempo.

Por eso te digo. Baja cuando quieras, que te invito a una cerveza y a lo que surja.  Y aprovecha, que cuando vuelva a la superficie volveré a ser la que nunca soy. La que todos creen que soy.
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-H-

lunes, 17 de enero de 2011

Reservado derecho de admisión


...Y, cansada de todo y todos decidí hacerme asidua a tí.
Sucio, oscuro,
desordenado y oculto.
Con ruidos para no pensar
y silencios que enloquecen.
Eso si, 2 x1 en quintos de inconsciencia,
con doble dosis de enajenación,
 que quiero vomitar..

 Como no, abierto 24 horas.
 Acostumbrate a tragar mierda, mi querido, refugio nucleBar.

-H-