viernes, 25 de febrero de 2011

Queridos no lectores:


Dicen que esto de los blogs es un atentado,
un ultraje, una herida en carne viva a la intimidad.
Llámenlo como quieran, pero yo supuro intimidad por los poros.
Arcadas de silencio que se acumulan.
Ahora solo quiero escupir.
Sangre de palabras.





-H-

miércoles, 23 de febrero de 2011

.

Siempre dibujé  bien en aquellas mesas verdes.
Decía que en el papel no era lo mismo.
Todavía  me sigue resultado demasiado frio, demasiado blanco.
Y esta noche he vuelto a llenar mi mesa de color carbón
No pienso pasarlo a limpio.




-H-

domingo, 20 de febrero de 2011

cunetas y huesos





Domesticamos a los que no lo eran.
Destruimos el lecho de los que quedaban libres.
Abandonamos a los que no fueron lo suficientemente obedientes, guapos o jóvenes.
Otros simplemente intentaron huir de casas donde el aire se anunciaba artificial.
Y al salir a la calle, los rayos de sol a los que no estaban acostumbrados y el viento demasiado puro los confundió.
Desorientados, buscaron en los más hondos instintos su brújula interna. Esa que les llevaría de manada en manada de libertad.
Sin embargo encontraron cemento y alquitrán. Asfalto y motores.
Y en ellos, su tumba perfecta. Llenando las cunetas sin querer...
De pulgas y huesos.
Se acumulan.
Hoy he visto a uno más, lleva ahí, en el mismo punto de la línea discontinua desde hace algo más de una semana. Y cada vez que mi cuerpo acelerado noventa  kilómetros hora pasa casi rozándote pienso.
En ti y en tu historia. Si serás tú, Odisea, por la que Troya llora todas las noches, arañando cristales con zarpas de teechodemenos. Y por las que siento a veces  que las rejas de mi casa sean tan anchas.
Si serás tú, raro pelirrojo a contraluz, la que has dejado medio coja a mi Grecia particular.
Quizás no lo seas, quizás nunca tuviste dueño ni jamás probaste el calor de múltiplos de cinco dedos sobre tu escurridizo lomo. Pero se que seguiré viéndote cada mañana. Posición horizontal sin vida, pelo negro y largo movido por el golpe de rebufos con traje de chaqueta que nada les importas.
Y a ti, como he dicho, carreteradelinfierno, seguirán uniéndose más pulgas y huesos.




-H-

lunes, 14 de febrero de 2011

Hambredevida.



Vencisteis a la mala memoria de la historia a base de  guitarras que levantaban pasiones y minifaldas.
Vuestras gargantas diluidas en alcohol setenta grados de evasión y locura traspasaron tímpanos y corazones.
Y un buen día os disteis cuenta  que en uno de los estantes del recuerdo estaban vuestros nombres  marcados con hierro y fuego.
Éxito le ganó el pulso a Olvido, pero vuestra carne ya olía a gusanos.
Vosotros, que fuisteis, más muerte que vida.
Por eso  -si como yo no sueles pisar alfombras rojas- asustan tanto el tiempo y el olvido.
Que de mi solo queden viejos relatos de pelo blanco y dos o tres fotos viejas.
Que sea una anónima más de la historia.
Que nadie recuerde mi cara.
Que arrugas predigan mi destino.
Pero seré más vida que muerte, aunque muerte -inevitablemente-  sea para siempre.




-H-

martes, 8 de febrero de 2011

Teclas



Hace ya tiempo que os cambie por las 5 vueltas a la pista, los 3 palos, el esfuerzo,  las botas y las heridas en rodillas y codos.
Y pequeñas, os cambié porque sí. Por la presión, la impotencia de querer y no poder…Pero principalmente porque fuisteis una imposición.
A pesar de lo bien que me sentía acariciándoos, cada semana mataba por no acudir a nuestra cita. La tortura de sentir notas que no había podido aprender. Caras de decepción y sudor en las manos, alimentadas por excusas de niña baratas.
Ha pasado el tiempo. Ahora mis dedos ya no tocan madera sino cuero, y a veces se retuercen sobre ellos mismos cuando se acuerdan de vosotras, oyendo canciones en la radio, anhelando bailar otra vez sobre cuerpos blancos y negros.
Repentinos  ataques de nostalgia. Voy y levanto la negra tapa del Yamaha. Antes de empezar observo cuidadosamente todas vuestras piezas. Os quito el polvo. Y sin tan siquiera rozaros, mis dedos os acarician una por una. Comienzo a tocar la melodía de siempre, esa que aprendí de memoria y de la que los vecinos  ya están hartos. Pero da igual, sigue sonando a eco de mar cansado.
Agacho la cabeza, porque noto como mis dedos ya no fluyen. Os reconocen, claro. Quien podría olvidaros después de diez años […] pero no es lo mismo.
Tranquilas,  algún día volveréis sobre desgastadas articulaciones, y juntas, en orgasmo de sostenidos anunciaremos a los incrédulos nuestro regreso.
Pero por el momento, queridas, aquí abajo, solo se escucha blues de defensa y ataque.
Y así, acabó en el olvido, la niña que soñaba con tocar el piano en la luna…



-H-

miércoles, 2 de febrero de 2011

Algo grita por dentro.


                                



No sabe de sentimientos precisos, pues todos se ahogaron en copas de bar.
No sabe decidir en el momento, su cabeza da mil vueltas por imagen.
No sabe hablar, el odio y la injusticia le dejaron muda.
No sabe elegir, prefiere hacer un puzle con los trozos de vidas pasadas.
No sabe reír, sus ojos han visto demasiadas palmas abiertas a contra luz y bocas que predecían exclamaciones.
No sabe llorar, perdió la llave con la que cerró sus puertas al mundo.
No sabe ver la luz al final de los túneles, sueña con empezar una y otra vez de nuevo.
No sabe de responsabilidades, prefiere dar largos paseos por el cielo.
No sabe de cuentos, se saltaba siempre la parte del príncipe y el beso.
No sabe qué hacer, si salir a dejar sordo al mundo o esconder la cabeza entre sus rodillas.
Por supuesto no sabe dormir sola, porque si no encuentra tus brazos busca cualquier cuerpo que le haga de manta.
Por no saber, se olvidó de su nombre.
Y  la llamaron, espiral.
Y con su nombre una deuda.
La de encontrar entre tantos círculos concéntricos algo que diga; aquí no todo huele a cárcel.



-H-