martes, 29 de marzo de 2011

Definitivamente,
Todos estamos algo enfermos.
Se huele a hospital en cada casa.
A vidas esterilizadas de blanco.
Y los jóvenes hacen señas desde sus balcones,
pidiendo poder sentir el barro en sus manos.
Pero ahí está. La piedra,
la misma piedra de siempre.
Si. Definitivamente, todos estamos algo enfermos.
Y cojos. De tropezar con ella una y otra vez.
Que no hemos aprendido nada del ser humano,
porque ya no tiene nada nuevo que enseñarnos.
Solo tiene
Una piedra.
Muchas.






-H-

lunes, 21 de marzo de 2011

¿Democracia?

Camino.
Miro al suelo y todo mojado, por las babas de elegantes zombis que mendigan algo de dignidad y sueñan con una felicidad que no existe. Por lo menos para ellos ya no, que solo les queda ser carne de buitres y abono de suelo.
La credibilidad la perdieron cuando nos dimos cuenta que eran la misma mierda con distinto nombre, y ellos echaron arrugas intentando convencernos de que eran los elegidos.
Con una mano para ahogar cuellos contrarios y la otra saludando a innumerables autobuses del imserso.
Vaya que suerte, bocadillo gratis. Mortadela… y a desconectar el sonotone, abuelo.

Y venga, a disfrutar de un teatro lleno de marionetas, que viven en realidades paralelas de maletines y banderitas de colores. Con conciencias limpias de no usarlas.
Que los niños ya no tienen miedo a los monstruos del armario sino a los del futuro.
Pulsa el botón de “Mute” cuando salgan en la tele. Reinventa su discurso. Porque somos las armas más peligrosas. Si me aprietas, de destrucción masiva.

Pero mientras tengamos la boca tapada de comida basura, los ojos cegados de letreros brillantes anunciando ofertas dos por uno y las manos atadas por miles de bolsas repletas de ropa…mientras nos digan lo que hacer, donde ir, que decir, que NO decir.
 Mientras esto pase seremos inofensivas armas para el estado, y en estado latente.

Y si el alma algún día se cansa de telebasura y se nos resiente…
Adoptemos un negrito y durmamos tranquilos por las noches.






-H-

miércoles, 16 de marzo de 2011

sábado, 12 de marzo de 2011

Mi casa. Vigesimotercer micro-relato.


Casas, solo casas. Cimientos, de los que se los lleva el viento o aguantan a cualquier lobo que quiera soplar. Te miran cuando te vas, pero saben perfectamente a la hora que llegarás. Calculan frías tu rutina, y desde las ventanas más altas se oyen carcajadas. Porque saben que debes hipoteca de resignación. De esas a largo plazo sobre tus hombros e interés de ceros porcientos.

La mía hoy me ha mirado, imponente, con ojos de vidrio muy abiertos y boca de madera arañada de desaire.
Exiliada de tus muros, lo sabes. Demasiadas rejas. Me has dicho que como siga así borrarás mi nombre del buzón.
Qué quieres que haga, si eres donde vivo y no de donde soy, que al igual que de un país uno también es de su casa. Y perdona, pero nunca me tuviste, ni siquiera en otoño, cuando más bonita estás. Y más verde.
Y tu tan fría y grande, llena de agujeros negros y falta de calientes.
Es como encerrarse sobre sí mismo y retroceder en el tiempo, el tiempo que pasa despacio.
Muy despacio.
El cartel de salida precede a un laberinto infranqueable y desplaza al resto del mundo cien kilómetros a la redonda. Nadie, no hay nadie. El timbre lo he quitado porque estaba sin estrenar después  de tantos años, y las paredes aburridas de ver las mismas cuatro caras pálidas de siempre, En la nada. Eso es lo que se oye, nada.
Sigue mi bandera sin calle ni número.




-H-

miércoles, 2 de marzo de 2011

Made in china

Sentirme peor que la nada sin razones. Ver la lluvia de cemento y no poder moverte porque no te dio explicaciones suficientes.
Exprimes los ojos cada noche y cuanto más lo haces, al fango más le gusta tu sabor a derrota.
Más le gustan las leyes de la gravedad y una especie de física que nunca entendió de teoremas para estos casos.
Párpados cansados forjados de hierro y ceguera  difíciles de abrir porque se cansaron de mirar lo que no les gustaba y el sol era demasiado agresivo para esos días gris estación mojada.
un charco de agua salada para mirar el reflejo, que la verdad  así en directo nunca tuvo buena acústica.
Mira, la conexión hoy no trabaja a tiempo completo. Será casualidad, pero me importa menos que nunca. Y llueve. Como eternos golpes en ventanas que no daban a ningún jardín. Y me hablas. De historias de otros. Siempre son otros. De esos que no se fabrican en serie. Expuestos en elegantes mostradores hechos del boca a boca.
 Pero mírame llevo el código de barras en la nuca, grabado a conciencia con tinta que amenaza con ser eterna.
Fango, ya me llega por las rodillas y su abrazo es caliente de miseria.
Cadena de montaje. Pero pieza a pieza y que no falten los defectos de fábrica.
 Me sirvo en frio. Y tan fría que me congelo.
 Nada nuevo. Nada que te haga abrir la boca mientras lees esto. Nada que ofrecer a nadie
Monotonía mental y  el caos de vivir aquí dentro. Si salgo hace frío, mucho frío. Y si me quedo, agonizaré lentamente hasta volverme loca de presión. Anoréxicas decisiones se volvieron, por vivir en tan poco espacio.
Ya  llega por las caderas, y sigo pensando en lo que haré cuando llegue a las cejas. Quizás cante alguna canción de anuncio pegadizo para gastar el poco aire que me quede en algo improductivo, como siempre.




-H-