<< ¿A quién echarán de
menos los domingos para ser tan nostálgicos?>> te pregunté hace unas semanas. Y mira que ni llovía ni
hacía frío, porque ya nos encargamos nosotras de llovernos y calentarnos a
lenguas y lenguas de distancia. Entonces supongo, que hoy te echan de menos a
ti.
Eh, pero no nos asustemos por
bailar así de lentos, es la insoportable levedad que se está llenando los
bolsillos de piedras y pesa. Y se vuelve a insoportable carga y nos estrella
contra la tierra, y ojalá que de ahí nunca nos levanten. Solo para volar hasta
tu cuarto. Que joder, que alto vives y que grande me quedas. Tranquila que
trepo y te inspiro alto – el cuello -, ya me di cuenta de lo bien que te
sientan las cosas pequeñas entre los brazos.
Y en realidad el miedo. Que yo
soy muy de correr, hacia atrás. Aunque diga que no, aunque te diga que despacio, nunca me ha
gustado tanto la velocidad como ahora. Nunca he deseado tanto estrellarme y no
contra ti sino entre nosotras. Jugar a estrellarnos y acabar haciéndolo. Luego,
entre los restos del choque te paras, y fumas, y te los lías como si fueran
pequeñas obras de arte. Con la dedicación de cambiarles todas las cuerdas a la
guitarra o como yo te miro el culo cuando me das la espalda. Así claro, a mí me dan ganas de convertir las
paredes en papel y liarte y fumarte condenando mis pulmones a tu veneno, al
mono de no leerte. El cómo te mueves cuando te quemas y me desconcentras.
No me acostumbro a hablar en
presente, ni quiero, pero las huellas de tus dedos siguen en el capó y en mi
manos solo hay arañazos que te guardan el sitio hasta que vuelvas a ponerme de
puntillas y nos den las seis y un par de hostias. Y embriagarnos en una bonita canción improvisada.
El vacío era el vacío
y si no hay drama no hay teclas
ni tinta ni nada.
Y vuelvo porque un día ella no
me besó y yo,
me cagué de miedo.
-H-
1 comentario:
Muy bueno lo que escribes, he leído poquitas pero ya estoy enganchado :)..
Por cierto aunque no lo ponga, soy Álvaro (Ahora escribo pájaros).
Publicar un comentario