Reviento
mi cráneo
en cada vida
imaginada.
Me persiguen
mujeres arquitectas
expertas en
decoración.
Dueñas de
casas en ruinas,
hogares con
o sin animales
que no
fueron
que no serán.
No aguanto.
Confundo
de mi
hipersensibilidad
qué parte el
don
y cuál maldición.
Soy la
ventana rota
de un barrio
condenado
a la
delincuencia.
Aguanto.
Abrirme;
El vacío
precedido
de palabras
favoritas
sin sentido.
Soy un
parque de atracciones
lleno de
gritos.
No sé
si de alegría
o de pánico.
si de alegría
o de pánico.
No aguanto.
Me expropian
los visitantes
las esculturas
que te dejé
a punta de
lengua
en el templo
flecha
de tu
esternón.
Soy el
artesano
silenciosamente
trabajando
en cualquier
arte de tu desnudo.
Por favor, que
lo traten bien.
Aguanto.
Construcción
en un
concurso
con bases de filo de piedra,
las huidas,
el humo
de colores
que se difumina
en la parte más
alta
de toda esta
distancia.
Soy el buitre
de un
paisaje nuclear
que solo
admira la calma.
Me
desenamoro
en un
pensamiento:
“Quizás en otra vida…”
-H-
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