miércoles, 2 de febrero de 2011

Algo grita por dentro.


                                



No sabe de sentimientos precisos, pues todos se ahogaron en copas de bar.
No sabe decidir en el momento, su cabeza da mil vueltas por imagen.
No sabe hablar, el odio y la injusticia le dejaron muda.
No sabe elegir, prefiere hacer un puzle con los trozos de vidas pasadas.
No sabe reír, sus ojos han visto demasiadas palmas abiertas a contra luz y bocas que predecían exclamaciones.
No sabe llorar, perdió la llave con la que cerró sus puertas al mundo.
No sabe ver la luz al final de los túneles, sueña con empezar una y otra vez de nuevo.
No sabe de responsabilidades, prefiere dar largos paseos por el cielo.
No sabe de cuentos, se saltaba siempre la parte del príncipe y el beso.
No sabe qué hacer, si salir a dejar sordo al mundo o esconder la cabeza entre sus rodillas.
Por supuesto no sabe dormir sola, porque si no encuentra tus brazos busca cualquier cuerpo que le haga de manta.
Por no saber, se olvidó de su nombre.
Y  la llamaron, espiral.
Y con su nombre una deuda.
La de encontrar entre tantos círculos concéntricos algo que diga; aquí no todo huele a cárcel.



-H-

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