miércoles, 11 de mayo de 2011

Estrella.


Las gotas juegan a resbalar por el cristal oscuro. Ajenas a todo, corren de un lado para otro. No les da tiempo a mirarte, pero tú si las miras. Y allí puedes estar minutos, horas, días… mirando solo como se adelantan unas a otras y como algunas suicidas mueren en el intento. Y como poco a poco tu mano las va calentando , y se aceleran.
 Con el mismo gesto intuitivo vuelves a beber, y la dejas encima del cerco ya hecho por gotas agónicas.
Miras lo que tengas más a mano. A veces césped, a veces nada. A veces apuntes, a veces caras blancas que se ríen como solo ellos saben.
Y la coges, como si la cerveza fuera el cuerpo más delicado que haya tocado tu mano. Y vuelves a beber.
Y la dejas.
Y  tragas.
Y miras a lo que sea que estés mirando. Sientes una extraña sensación de vacío, de falta de sentido, y suspiras. Hasta quedarte sin aire. Y echas otro trago. Y la dejas.
Y no dices nada.
Y bebes.
Porque no tienes nada mejor que decir.
Y ya no hay gotas, ni nada, solo dos dedos calientes de cerveza, con tres colillas flotando. Pero la sensación extraña sigue ahí, como una patada en el estómago. Asfixia.
Vuelves con los demás, con lo que sea que estuvieras haciendo. Y te ríes, por no hablar de temas que dejan la boca seca y cuestan tragar.
 Que descuidado tengo al mundo, piensas. Si cada vez somos más y estamos más solos.






-H-

1 comentario:

Misy-Neko dijo...

Y vuelves a mirar los apuntes y te devuelven esa mirada de arrogancia y vuelves a mirar ese vaso ya vacío...
Alzar la vista, tomar aire y seguir adelante a pesar de todo lo demás, demostrar que contigo no podrán.