Como la vez que te escribí con
mayúsculas, reconozco que es la única forma que tengo de gritar. Y tecleé que
te quería, porque era lo que me estaba quemando muy en silencio.
Intento verte entre las miradas
al suelo del metro. Y solo veo pies y gente muy muerta por dentro. O será eso
de estar enterrados vivos bajo techo - de ningún cielo-, en una carrera constante entre líneas para llegar a la superficie e inhalar algo de vida que echarse a los pulmones.
Yo sigo buscándote, no se muy bien
por qué, pero a esta hilera de vagones los intuyo sesenta centímetros de
infinitas paradas hasta el anden con salida a tu pecho.
Y me dejo pasar por el tiempo.
Esperando a despertarme de los sueños raros y que me encuentre tu boca si
pierdo (alguno de nuestros vuelos).
VEN, en mayúsculas. Te grito
porque a ver si cuela, te enciendo, me quemas
y hacemos de las revueltas,
nuestra cama
y si quieres,
nuestra cena.
y si quieres,
nuestra cena.
-H-
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