[Siempre creí que este
vacío de palabras te seguiría perteneciendo]
[Tu centro.. tan zona
cero que me empuja hacia las afueras para no volver a los sitios donde lo
fuimos todo.]
Me fijé
lentamente en cada parte de tu cuerpo.
Ahí sentada, llena de lágrimas,
Intentando
no venirte abajo porque yo ya lo estaba.
Pensé en la
fugacidad, en la fuerza con la que impactan las palabras.
En el antes.
En después.
En que una
sola frase había acabado con todo.
Mi boca era
un cañón humeante recién disparado por un infiltrado del mismo bando.
Pensé en
cosas tristes y obvias,
como que ya no te acaricia mas desnuda.
Como que al
llegar a casa quitarías mis cosas de la pared,
como que ya no quedaríamos para cenar.
Por un
momento pensé en tus amigos. No sé muy bien la razón.
Me asoló la
terminología que tanto te divirtió cuando lo insinué por primera vez.
Me golpearon
con fuerza todas las frases de amor.
Sí, me sentí
una mierda.
Pensé en que
hace dos años pensé que sería de mí dentro de dos años.
Y me partí.
Te vi
partida en mil.
La
imposibilidad de curarte.
La traición de haberme jurado que yo no haría
lo mismo que otras.
Pensé en la
barrera infranqueable
sustituyendo a la normalidad de los besos.
En que ese
abrazo me había colapsado el corazón
igual que
podía haberme roto todas las costillas.
Te
aprisionaba en mi mano,
negándome a mi misma lo que acababa de hacer.
También me
acordé de la canción de Los Planetas,
esa de la que no supiste decirme el título
pero si el significado.
Y quise retroceder en el tiempo.
Por las noches, las noches son demasiado…
¿A ti te pasa?
todo lo bueno me viene en tromba de agua
por ojos.
Eché
cuentas:
Calculé el
tiempo que pudo pasar hasta que nos admitimos imperfectas.
Que nos
llevábamos, casi siempre con paciencia.
La
confianza, la sinvergüenza.
Las sorpresas.
Nos
respetábamos los puntos débiles
y nos comíamos en los fuertes.
Me
aguantaste un año fuera.
Pero por
mucho empeño que pusieses,
no soy la persona que se debe ser.
No la que tu
quisieras.
[…]
Lo siento si
me pudo la avaricia con la que rompí nuestra cama,
con la que
maté a nuestros hijos, con la que demolí nuestra casa.
Ya no hay
ninguna isla desierta en Tailandia, ni más tapas en Granada.
No más
París, no más canas.
creí merecer
más
creí poder
ser más
y ahora me
arrastro, como siempre que lo hice por ti,
pero sin ti.
Y ahora, que
nos lloramos posiblemente a la vez
me veo tan
llena de sangre,
sujetando todos los cuchillos
con los que
saque pausadamente filo al amor
antes de inmolarlo.
La justicia
radica, en que ojala
Alguien más
fuerte y feliz que yo
Consiga
dormir por las noches y despertarse antes que tú
para darte los buenos días.
Me pasaré
esta tarde por el funeral
de toda esa estabilidad
con la que soñábamos
Y yo nunca fui
capaz de creerme.
Tranquila,
Ahora todo
es calma…
Ya no me
tendré que poner de puntillas
ni a ti te dolerá la espalda.
Hasta luego
amor,
adios
sirena…
Volveremos a
encontrarnos en el cuadro de mi habitación
volando cometas.
-H-
No hay comentarios:
Publicar un comentario