Solo
palabras nunca articuladas
en lenguas
mucho más antiguas
a cualquier civilización.
Solo
conceptos densos
expresados
con partes recónditas
y blandas del cuerpo.
Solo un
grito que nazca
desde los
bronquios más ásperos.
Solo la
sonoridad fea y temperamental
será mínimamente
capaz
de reflejar
en el vómito que nubla mi mente
estas puñaladas
ajenas
que acuno
como paridas.
Este dolor
de músculos tensos
y tenedor-uña
rayando con fuerza estridente
las
superficies traumáticas de mis dientes.
Todas estas
letras son bilis.
Bilis y
lágrimas encapuchadas
de carnaval
y algodón de azúcar
que no hacen más que provocar
a mis moscas negras.
Estoy sola
ante esta brutal sed de sangre.
Necesito
abandonar el pánico y la claustrofobia
de sentir
cómo me mezclo a conciencia
entre piezas recién
amputadas
que todavía
bailan calientes
en un campo lleno de minas.
[…]
Entonces
respiro.
Porque este
dolor es una plaga.
Y yo me dejo
ser el cólera,
Y yo me dejo
ser la rabia.
[…]
Entonces
respiro.
Me conformo con desplomarme en un sofá
y proteger con
celo de loba enjaulada
a quien sé de sobra
que no lo
necesita.
Proyectando aullidos tibios,
luz
invisible que alegre.
Pensando que
el calendario
me ofrece toda una vida
para
imaginar en mis manos
su mandíbula
rota.
Para seguir
fantaseando,
retorcidamente,
con su
muerte.
¿Que por qué siento
este traje
tan opresor
y pegajoso
de violencia
como mio?
Porque aguantaré
las raíces
de nuestra guerra social
aunque un cementerio
de destrozadas matrices
decore mi casa.
Reviviremos.
este traje
tan opresor
y pegajoso
de violencia
como mio?
Porque aguantaré
las raíces
de nuestra guerra social
aunque un cementerio
de destrozadas matrices
decore mi casa.
Reviviremos.
-H-
No hay comentarios:
Publicar un comentario