“El ave fénix”,eligió alguien. “Serpiente”,recordé.
Me divirtió la minúscula sonrisa
que se formó en algún núcleo milenario y salvajecasireptiliano de mi cabeza. ¿Cómo
se me había colado un puto ave fénix en esa lista? Me reí aunque mi cara escuchase seria.
¿Acaso importaba? Unicornio, sirena o marioneta.
Si para el último eslabón de una civilización de
cadenas la magia es absolutamente negra. La fe ciega y borracha en la belleza
de otros reinos. De otras plantas. De otros animales. Agarrarnos a ellos como
si flotasen a lo largo de todas las mareas. Rezarles en silencio, contarles nuestros
miedos. Porque he sentido árboles abrazándome y he abandonado corriendo los
bares mirando menos al suelo que al cielo.
Para huir de ella pensaba en la nada. La absoluta y
rotunda nada. Paredes blancas llenas de nada. Gotelé nadeado de nada. Dormir
entre salas de espera de psiquiátricos tan tranquila de nada. Pesadillas de
todo. Dentro del acuario de lava, la lampára.
Trabajar
Subtitulando
Interrogatorios
para sordomudos
y solo emitir un gran pitido.
Fue la primera vez que me
desperté gritando en sus sueños. Boqueé y en vez de agua solo pude tragarme los
anzuelos. En cada deglución un disparo:
Sentir como me licuaban el pecho.
Un agujero en mis costillas,
zumo de frutas.
Rojas.
Sangre antioxidante.
Yo hecha compost en el suelo.
Coserme entera. La boca.
Aprender definiciones:
IMPOSIBLE
Recordar otras:
DIGNIDAD
Enmarcar las palabras como si fuera la esquela de mis
padres
Negociar con los futuros.
Pensar en un suicidio discreto.
Alguien eligió un ave fénix.
“Bicho bola yo si escucho su nombre” asumí.
Pero no ocurrió nada
La nada.
O la rubia.
Cuando el tambor arrítmico de una
ansiedad cargada de frustraciones suena pienso en la rubia y me calma. Su paso
dulce y rápido. Su risa anestésica en
mis pulmones. El ruido de un piercing chocando
en mis dientes, buscarnos las bocas mientras nos separaba la gente. Como si
fuera un monstruo sensible y su música de after me acunara: Hasta que el coma la
deshizo fuimos espectáculo x del fino, agua a presión y millones de litros de
vino. Único dolor de agujetas. La rubia y su anonimato. Como fumar:
La calma y el silencio y la noche.
Entonces me acuerdo que alguien
eligió un ave fénix aunque fuera imposible. Y mirando la pared blanca no pienso
en nada, pero murmuro muy bajito: Qué zorra.
-H-
1 comentario:
es atrapante tu extraño texto, regresaré..
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