lunes, 28 de diciembre de 2015

Año cero



“El ave fénix”,eligió alguien. “Serpiente”,recordé.
Me divirtió la minúscula sonrisa que se formó en algún núcleo milenario y salvajecasireptiliano de mi cabeza. ¿Cómo se me había colado un puto ave fénix en esa  lista? Me reí aunque mi cara escuchase seria.
 ¿Acaso importaba? Unicornio, sirena o marioneta.
Si para  el último eslabón de una civilización de cadenas la magia es absolutamente negra. La fe ciega y borracha en la belleza de otros reinos. De otras plantas. De otros animales. Agarrarnos a ellos como si flotasen a lo largo de todas las mareas.  Rezarles en silencio, contarles nuestros miedos. Porque he sentido árboles abrazándome y he abandonado corriendo los bares mirando menos al suelo que al cielo.

Para huir de ella pensaba en la nada. La absoluta y rotunda nada. Paredes blancas llenas de nada. Gotelé nadeado de nada. Dormir entre salas de espera de psiquiátricos tan tranquila de nada. Pesadillas de todo. Dentro del acuario de lava, la lampára.
Trabajar
Subtitulando
 Interrogatorios
 para sordomudos
y solo emitir un gran pitido.
Fue la primera vez que me desperté gritando en sus sueños. Boqueé y en vez de agua solo pude tragarme los anzuelos. En cada deglución un disparo:
 Sentir como me licuaban el pecho. 
Un agujero en mis costillas,
zumo de frutas.
Rojas.
Sangre antioxidante.
Yo hecha compost en el suelo.
Coserme entera. La boca.
Aprender definiciones:
 IMPOSIBLE
Recordar otras:
DIGNIDAD
Enmarcar las palabras como si fuera la esquela de mis padres
Negociar con los futuros.
Pensar en un suicidio discreto.

Alguien eligió un ave fénix.
“Bicho bola yo si escucho su nombre” asumí.
Pero no ocurrió nada
La nada.
O la rubia.
Cuando el tambor arrítmico de una ansiedad cargada de frustraciones suena pienso en la rubia y me calma. Su paso dulce y rápido.  Su risa anestésica en mis pulmones.  El ruido de un piercing chocando en mis dientes, buscarnos las bocas mientras nos separaba la gente. Como si fuera un monstruo sensible y su música de after me acunara: Hasta que el coma la deshizo fuimos espectáculo x del fino, agua a presión y millones de litros de vino. Único dolor de agujetas. La rubia y su anonimato. Como fumar:
 La calma y el silencio y la noche.

Entonces me acuerdo que alguien eligió un ave fénix aunque fuera imposible. Y mirando la pared blanca no pienso en nada, pero murmuro muy bajito: Qué zorra.


-H-

1 comentario:

josé lopez romero dijo...

es atrapante tu extraño texto, regresaré..